Por Dr. Sergio Oliveros Calvo
Psiquiatra Madrid (Grupo Doctor Oliveros)
Todos hemos conocido a alguna persona que se “enciende” rápido empleando lenguaje común. Estas personas, aunque por lo general sean apacibles y estables, se transforman en pocos segundos en seres coléricos incapaces de controlarse. Sufren lo que denominamos trastorno explosivo intermitente.
Se trata de una patología en la que se producen episodios inesperados y súbitos de impulsividad, agresividad y violencia tanto verbal como física desproporcionados al estímulo que la desencadena, Por ejemplo:
- Provocar una colisión por una descortesía de un conductor.
- Increpar a alguien por su mirada displicente.
- Provocar una pelea por un trato poco cortés.
- Responder agresivamente a un policía que pide la documentación etc.
Su frecuencia oscila entre un 4 y un 7% y es más frecuente en hombres que en mujeres. En general son estímulos que son percibidos como una herida en su amor propio por el paciente. Algo que le ningunea y por lo que se siente menospreciado o atacado
Los pacientes suelen proceder de familias desestructuradas, familias con alta emoción expresada o con conductas violentas. Es frecuente que en sus antecedentes se recojan abusos sexuales y agresiones en su infancia. También el condicionamiento genético parece evidente así como las alteraciones biológicas (respuesta a fármacos y presencia de marcadores biológicos en su sangre).
El debut de los síntomas se da en la adolescencia, aunque puede aparecer mucho antes (a partir de los 6 años) y muestra un curso crónico que tiende a atemperarse partir de los 40 años.
Las crisis son súbitas, autorrecortadas y no son predecibles. Por lo general remiten en menos de 30 minutos. Su frecuencia es irregular dado que siempre son reactivas a estímulos inesperados. La intensidad de las reacciones es variable en el mismo paciente. Unas veces puede agredir mientras otras se limita a romper un objeto o elevar el tono de voz.
Los episodios explosivos cuentan con:
- Agresividad verbal.
- Violencia física.
- Temblor.
- Taquicardia.
- Palpitaciones.
- Pensamiento acelerado.
- Incapacidad para controlarse.
- Incapacidad para estimar las consecuencias.
Es muy frecuente que presenten enfrentamientos con fuerzas del orden lo que les lleva con frecuencia a los tribunales de justicia.
Cuando cede la crisis, el paciente se muestra tranquilo, cansado y, con frecuencia, con sentimientos de culpa y necesidad de reparar el daño causado. El paciente siente una intensa impotencia por verse incapaz de controlar las explosiones.
El curso es más grave cuando en el mismo paciente concurre:
- TDAH
- Tendencias suicidas
- Alcoholismo
- Trastorno antosocial de personalidad
- Trastorno borderline de personalidad
Estos cuadros con se asocian con frecuencia a este trastorno. Otros cuadros que frecuentemente presentan pero no modifican su gravedad son:
- Depresión
- Trastornos de ansiedad
- Enfermedades cardiovasculares
- Úlcera gástrica
- Dolor crónico
Estas explosiones generan notables consecuencias en su entorno y para sí mismos. Deterioran tanto su círculo familiar, como su entorno social y laboral. Es característico que pierdan repetidamente sus trabajos, se distancien de sus amigos y provoquen su divorcio. Son pacientes en alto riesgo de exclusión social como la esquizofrenia o el alcoholismo.
Respecto al tratamiento, afortunadamente suelen responder muy bien a:
- Inhibidores de la recaptación de serotonina a dosis altas
- Estabilizadores del ánimo
- Neurolépticos atípicos
- Hay varios estudios que han demostrado la eficacia de antiandrógenos
La psicoterapia cognitivo conductual es de gran utilidad pues permite identificar los factores de disparo y desarrollar estrategias de afrontamiento adaptativas.
Son pacientes que despiertan frecuentes sentimientos de rechazo pero debemos comprender que no pueden detener sin ayuda externa sus explosiones.
En el pasado traté a un paciente al que le bastaba que una persona apoyara su zapato cerca de donde estaba sentado en el tren para que le pegara una paliza monumental. Cuando veía a la persona ensangrentada en el suelo, la conducía él mismo en taxi al hospital más próximo y se interesaba por su salud los días posteriores. Se imponía cada vez no reaccionar ante más estímulos en el futuro pero al cabo de un tiempo se sorprendía dándole otra paliza a un desconocido en el tren. Su mujer estaba harta y le había amenazado con el divorcio y su jefe le había amonestado en varias ocasiones por sus respuestas en el trabajo.
Gracias al tratamiento mejoró muchísimo y pudo evitar la cárcel, su divorcio y su despido. Lamentablemente, otros pacientes que nunca llegan a identificar el problema y no se tratan terminan en la calle engrosando la psiquiátricamente heterogénea población de los sin techo.
Tratamiento psicofarmacológico
Hoy disponemos de psicofármacos eficaces para una gran mayoría de enfermedades psiquiátricas y conocimientos suficientes para emplearlos de forma cabal, usando la mínima dosis y menor combinación de medicamentos para obtener la mejoría del paciente, En muchas ocasiones el tratamiento psicofarmacológico constituye la alternativa más rápida y barata.
Psicoterapia cognitivo-conductual
La psicoterapia cognitivo-conductual surge a principios del siglo XX siendo los precursores y autores más representativos Beck, Ellis, Bandura, Rehm entre otros. Su objetivo se centra en resolver problemas mentales del paciente mediante la evaluación, el análisis y el tratamiento a partir de la exploración del contenido del pensamiento del paciente.